Ésta situación es muy frecuente entre los aficionados a la fotografía dando los primeros pasos. Se quiere obtener la imagen de un paisaje, de un monumento o de un lugar que visitamos y dejar constancia de nuestra presencia colocando a una persona como la pareja, hijos o amigos en primer plano. Pero al ver la foto final nos encontramos con que el conjunto de la imagen está mejor o peor iluminado, pero la cara de nuestro protagonista ha quedado demasiado oscura.
La causa es en la mayoría de los casos que la luz detrás de la persona es mucho mayor y que para dar una imagen compensada, la cámara le ha dado más importancia que a la de la persona en sí.
La forma de evitarlo mientras tomamos la foto puede ser colocar a la persona de forma que reciba luz frontal suficiente y si no es posible, o incluso en ambos casos, facilitar nosotros una fuente de luz adicional cuya forma más sencilla es disparar el flash de la cámara aún siendo de día.
Sobre el uso del flash en retrato de exteriores podemos decir aquello de “Doctores tiene la Iglesia”. Hay a quien le gusta y a quien no. Personalmente lo uso casi siempre y me gustan los resultados. A veces suavizado, a veces no. Pero sobre todo como una alternativa sencilla.
En este ejemplo no pretendía hacer un retrato. Estaba encuadrando el paisaje que se puede ver desde la Gran Muralla China y cuando ya iba a hacer la foto, este lugareño apareció y creí descriptivo el incorporarlo a la foto. Se trata de una cámara digital muy sencilla y ni se me ocurrió forzar a que se disparase el flash. Hay veces que la foto la tomas o se te escapa. Así que el resultado fue este.
Como suelo decir, afortunadamente la cámara guardó más información de la que nosotros estamos viendo al contemplar este primer resultado de la imagen. Abrimos la herramienta Niveles y estudiamos el histograma.
Hemos hecho tres ajustes diferentes. Por un lado y dado que el cielo está demasiado quemado ya que la cámara es malilla y no soporta grandes contrastes, lo damos por perdido y movemos el punto blanco a la izquierda hasta el valor 236 o el que cada uno considere que le gusta más. Con ello quemamos casi definitivamente el cielo, pero a cambio el resto de la imagen gana “en luz”.
La iluminación propiamente dicha la conseguimos con el punto medio que por ello es conocido también como luminosidad. Lo subimos hasta el 1,60 y ya podemos ver la cara del paisano.
Por último y dado que sobre todo debido a la anterior operación hemos perdido algo de contraste, subimos ligeramente el valor del punto negro. Al fin y al cabo, las zonas de sombra no son muy importantes. Pero siempre al gusto de cada uno.
Terminamos con un poco de saturación, como siempre con el Vivid Saturation. Pero obsérvese que cuando hay personas en la imagen, el exceso de saturación puede producir efectos indeseados en la piel por lo que es recomendable darle una saturación moderada. Así es como me quedó a mi.
También podíamos eliminar el objeto que aparece en la esquina inferior derecha y que estorba en la imagen, pero eso sería en otro ejercicio.
Al menos nuestro protagonista ha perdido el anonimato como recordamos poniendo de nuevo el original