Buenas,
como todos los días, iniciamos el trabajo en el ordenador revisando las fotos obtenidas el día anterior lo que nos permite repasar los conceptos aprendidos y comprender los errores cometidos. Como vamos avanzando, nos iremos a un parque más grande donde encontraremos más y mejores motivos para fotografiar.
El trabajo para hoy se centrará en la composición. En concreto:
– Puntos de vista y ángulos.
– Líneas.
– Componer con marcos.
Puntos de vista
Aunque insistiremos más adelante, introducimos primero el concepto del punto de vista en función de la posición relativa de la cámara con respecto al motivo a fotografiar.
Si nos situamos de frente a éste y sobre todo a la misma altura, lo consideramos un plano «normal» o «toma a nivel«. Si bien esto suele depender del motivo en sí y de la altura o posición del fotógrafo.
Si la cámara se encuentra situada por encima del motivo, se habla de un «plano picado».
Cuando la cámara esté por debajo del motivo tendremos un «plano contrapicado».
La utilidad de cambiar de punto de vista es múltiple. Nos permite apreciar u ocultar detalles que de otro modo se nos pasarían o tendrían demasiado protagonismo. Por ejemplo, un primer plano de la cara de una persona «desde abajo» (contrapicado) mostraría en todo su esplendor los agujeros de la nariz. Cosa que probablemente no sea del agrado de nuestro modelo. En un paisaje (rural o urbano) un punto de vista bajo puede servir para incluir en el mismo detalles del suelo como plantas, arroyos adoquinados o mosaicos. Pero esto también se puede lograr con un punto de vista alto aunque con diferente efecto visual.
El punto de vista sirve también para dar «significado» a nuestras fotos. Y lo mejor para explicar esto es su aplicación en el retrato de personas. Desde ángulos bajos, una persona muestra magnificiencia, superioridad, dignidad… Un ejemplo muy usado es el de las tomas de Darth Vader en sus primeras apariciones en la película «La guerra de las galaxias». Desde ángulos altos la imagen muestra un acercamiento a la persona que se ve «receptiva». Y en tomas a nivel, se produce un efecto de cercanía o complicidad al mostrar al modelo «de igual a igual».
Esto que puede resultar más sencillo de interpretar en personas, en paisajes es muy similar. Los planos bajos dan sensación de grandiosidad, mientras que los altos la dan de acercamiento e incluso «vértigo» si se exageran mucho. Las tomas a nivel transmiten estabilidad y tranquilidad, así como buenas dosis de «realidad» ya que son lo más parecido a las impresiones que recibimos habitualmente.
A lo largo del curso iremos mostrando como usarlos y combinarlos con el resto de técnicas.
Componer con planos
Dado que estamos en pleno verano la luz es muy fuerte, sobre todo al mediodía que es cuando solemos salir a hacer las fotos. Eso unido a que las estatuas no siempre las ponen de frente al sol 😉 nos fuerza con frecuencia a tomar las fotos en condiciones complicadas. Los árboles pueden convertirse en un doble aliado. Por un lado, el ponernos bajo su sombra evita que los rayos incidan directamente en la cámara. Por otro, incluyendo en la foto parte de su follaje, no solo conseguimos crear un marco más interesante para la misma, sino que impedimos que el cielo tan luminoso ocupe una buena parte de la imagen reduciendo el área de luces y obteniendo una composición más equilibrada. Y esto, en una cámara con un contraste tan pobre como la que estamos utilizando, es muy de agradecer.
Lo que hemos hecho consiste en aprovechar los objetos en primer plano (las ramas de los árboles en la parte superior) para complementar la foto de un objeto que en realidad se encuentra en un segundo plano.
Líneas, punto de fuga y punto de vista
Vamos a ir combinando las diferentes técnicas. En la imagen anterior las líneas que componen el embaldosado nos llevan hacia la fuente. Convirtiendo a ésta en el punto de fuga de aquellas.
Dicha imagen está tomada con el fotógrafo de pie y dentro de lo que puede levantar la cámara un niño de once años, podemos considerarla como una «toma a nivel«. Si nos agachamos y mantenemos la cámara apuntando de forma perpendicular hacia la fuente hablamos de un plano «contrapicado«, en el que las líneas del embaldosado cobran aún más protagonismo llevándonos de una forma más clara al motivo principal que queremos resaltar. En este caso también nos sirven de marco las sombras en el suelo de las ramas de la parte superior.
El efecto que produce la iluminación del sol en la parte posterior de las hojas siempre es agradable de incluir en la foto dando alicientes adicionales. Por otro lado, aunque estamos desplazando la fuente a la parte derecha de la imagen, las líneas del suelo nos vuelven a llevar a ella con lo que mantiene el protagonismo… aunque nos haya quedado un poco cortada.
Por supuesto que si giramos en torno a la fuente acabamos por tener el sol a la espalda con lo que está mejor iluminada y las luces de la imagen mucho más equilibradas al no haber tanta diferencia entre las luces (zonas claras) y las sombras (zonas oscuras).
Además, jugamos con la perspectiva desplazando la fuente a un lado de la imagen, pero ayudándonos con las líneas que salen desde el otro para guiar al ojo del espectador hacia ella.
Contrapicando el detalle
Nos aproximamos a la fuente para tomar algunos detalles de la misma. Partimos de una toma a nivel que nos muestra una imagen de la fuente a la que estamos acostumbrados.
Pero esos delfines y los chorros del agua nos pueden dar mucho juego. Basta con mirarlo todo desde otro ángulo. En este caso puntos de vista bajos o contrapicados. Lo primero que apreciamos es la importancia que toman la boca y la cuenca de los ojos en la nueva imagen. Se aprecian igualmente detalles como los de la parte baja del friso que soporta la estatua mientras que otros como la cola del delfín han desaparecido. Y sobre todo, tenemos una sensación al ver la foto como de que el delfín se nos va a echar encima.
Algo parecido obtenemos con esta toma lateral (recordemos siempre el consejo de girar en torno al motivo para sacar diferentes fotos). Aquí la sensación ya no es de que se nos vaya a venir encima, pero sí que el punto de vista bajo nos ayuda a dar más sensación de caída en el chorro del agua. Por otro lado, este punto de vista nos permite realizar una nueva composición de la que el chorro es protagonista al recorrer buena parte del encuadre. En realidad debería haber recorrido un poco más. Y de habernos fijado, podríamos haber utilizado la palmera del fondo para terminar de rellenar en lugar de quedarse «entre dos cielos». Pero para estar al principio del curso, esto ya no es tan importante.
Finalmente si lo que queremos potenciar es esa impresión de que algo se nos viene encima, podemos hacerlo con el chorro del agua. Basta con acercar la cámara a su trayectoria y el punto de vista y la perspectiva nos ayudará a conseguir la sensación sin necesidad de que ésta se nos moje.
En picado
Para la toma en picado no hubo que explicar nada. Ésta consiste en que la cámara se encuentra por encima del motivo a fotografiar. Y en el caso de un niño, este es uno de los pocos casos que ofrece mamá naturaleza sin necesidad de subirnos a un sitio alto. Si bien no hay otra intención preliminar que fotografiar el cisne, el picado provoca al espectador de la foto un acercamiento hacia el ave.
Saludos,
Colegota
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