Buenas,
este ha sido un día más complicado de lo deseado parte debido a la improvisación y parte a un cierto «gafe». Pero nada grave. 😉
La idea principal del día era explicar los conceptos de apertura y velocidad ligados al diafragma y el obturador para explicar como influye su manejo en la fotografía final.
Lo que servidor no había constatado era que la cámara con la que estamos haciendo los ejercicios está limitada a un diafragma máximo de F8, lo que reduce bastante las posibilidades para comprobar su efecto en la profundidad de campo. Al menos pudimos hacer unos ejercicios sencillos para explicar los conceptos.
Procuré explicar la base de una forma sencilla teniendo en cuenta la edad del alumno y complemento aquí con unos enlaces a la Wikipedia para quién quiera profundizar más en cada concepto.
Mi amigo el trípode
Como quería realizar ejercicios consistentes en hacer la misma foto con diferentes diafragmas y velocidades decidí llevar el trípode. Algo que, como los más experimentados sabéis, es definido a menudo como «Mi amigo el trípode» o «un incordio» dependiendo de cada fotógrafo.
Pensaba que su acogida iba a estar más cerca de la segunda opción pero me llevé una agradable sorpresa. El aparato le encantó y ya no quiere salir sin él. Influye el atractivo que los mecanismos le ofrecen, pero también ha visto que le resulta más fácil encuadrar y mantener dichos encuadres.
Eso sí, al cabo de un rato de cargar con él se cansa y cuenta con que lo lleve yo o posteriormente su padre. El que hemos usado es un Velbon de hace ya unos cuantos años de los primeros que empezó a haber con una buena relación estabilidad/peso. Es el único que tengo a mano ahora aunque le he prometido el que compré para el último viaje por 60 euros que es más pequeño y más ligero, pero que para una compacta es suficiente.
Tamaño del «agujero» y tiempo de exposición
Para explicar el concepto de exposición recurrí a ejemplos sencillos. Muestras la pantalla LCD de la cámara y tapas el objetivo con la mano. No pasa luz. La posible foto si disparamos saldría negra. Enfocamos al sol y vemos cómo la foto tiende al blanco. En el intermedio, las fotos que reciban poca luz saldrán oscuras o sub-expuestas y las que reciban demasiada blanquecinas o sobre-expuestas. Y para realizar una exposición correcta deberemos dejar que pase una determinada cantidad de luz dependiendo de las características del sensor en las cámaras digitales o de la película en las de carrete.
Para conseguir esa cantidad exacta de luz se juega principalmente con dos factores. El tamaño del agujero por el que entra o diafragma, y el tiempo en que el agujero está abierto o tiempo de exposición.
Para comprobarlo, pasamos al ejemplo basado en un consejo de Culdesac que ya probó con su hija. Plantamos el trípode, sin molestarnos mucho en encuadrar, dejamos la velocidad establecida previamente por la cámara y pasamos al modo de prioridad de apertura con el que escogemos diferentes diafragmas hasta conseguir una foto equilibrada.
Las tomas tienen una velocidad fija de 1/30 y los diafragmas consecutivos son 2.6, 3.5, 4.5 y 8.0. Los valores del diafragma son mayores cuanto más pequeño es «el agujero», es decir que en las primeras fotos entra más luz que en la última como puede comprobarse.
Desenfocar el fondo
Pues pasamos a otro ejemplo muy «visual» pedimos al alumno que abra los ojos todo lo que pueda y comprueba que tiende a ver borroso. Mientras que cuando queremos ver algo con más detalle como por ejemplo cosas pequeñas o que estén lejos nos ayuda el cerrar los párpados ligeramente.
Es decir, con diafragmas grandes (valores pequeños) la imagen tendrá mas definición que con diafragmas pequeños (valores altos).
Esto ha de combinarse con el objetivo que estemos usando. En el caso de esta cámara tiene un zoom con equivalente a 35-140 en 35 mm. En angular (35 mm.) la definición también es mayor que en teleobjetivo (140 mm.) y el diafragma que se puede usar también depende de ello. Así, en teleobjetivo lo más que pude «abrir» el diafragma fue 5.5 lo que consigue un fondo ligeramente desenfocado pero no mucho. Sirve de todas formas para ilustrar el ejemplo.
Para que él lo viese un poco más claro, le hice que tomase un detalle a menor distancia para ver el desenfoque en el fondo.
Congelando el instante… o no
La velocidad de obturación nos sirve en principio para evitar que las fotos o los motivos salgan movidos. Si la velocidad es lenta, es decir, el obturador está mucho tiempo abierto, corremos el peligro de que la exposición sea la de un «barrido». Es decir que haya un desplazamiento de la cámara o de los motivos dentro de la foto. Lo bueno es que también podemos usarlo a nuestro favor y dependiendo de la ocasión elegir el efecto que más nos guste.
En general debemos dar prioridad a que la foto en sí no salga movida. Otra de las buenas razones para usar un trípode que ayuda a que la cámara no se mueva durante el tiempo de exposición. Centrándonos en los motivos a fotografiar, estando estos en movimiento, podremos conseguir diferentes efectos. Y un ejemplo muy claro es con el agua de fuentes, arroyos y cascadas. Volvimos a las que habíamos fotografiado días atrás, pero justo en ese momento se averió la fuente y apenas salía agua. Al final, probamos con este surtidor de riego.
A 1/640 se pueden apreciar las gotas de agua como congeladas en el aire.
Cambiando la velocidad a 1/80 se impresiona el agua a lo largo de su recorrido y el efecto es como de cortina.
No son velocidades muy extremas ni unas ni otras, pero es lo que daban de sí las condiciones. Se pueden observar más imágenes a velocidades superiores en la galería del cuarto día de curso.
Otro ejemplo válido es tomando fotos de alguien columpiándose. Primero con velocidades altas en las que el sujeto siempre sale «clavado» y luego con lentas en la que se aprecia el desplazamiento completo o de los pies. Dejo el enlace a la página de las fotos en la galería para que (pinchando en el icono de información) se puedan apreciar las velocidades a las que están tomadas cada una.
A grandes males, grandes compactas
Las lecciones de hoy han estado condicionadas por la cámara y sus posibilidades. Con una reflex o una cámara más avanzada podríamos haber afinado mucho más en la técnica, pero tal vez hubiera sido excesivo para un niño. También es más probable que un niño utilice cámaras compactas y sencillas, por lo que quizás la lección en sí fuera demasiado técnica.
No obstante decidí dar un giro aprovechando que la cámara en cuestión y cada vez más compactas disponen de programas especializados para diferentes tipos de fotografías a tomar. Y lo que en realidad hicimos fue alternar entre los diferentes modos de programa y dejar que la cámara nos ayudase a conseguir el efecto deseado.
– Si queremos fotos con gran definición que usen diafragmas cerrados usamos el programa de paisajes.
– Si queremos dar prioridad al primer plano desenfocando el fondo usamos el programa de retrato.
– Para conseguir una velocidad alta que congele las imágenes usamos el programa de deportes.
– Para la velocidad lenta algunas cámaras como la que estamos usando tienen un programa específico. De no haberlo, el programa de paisajes al usar un diafragma muy cerrado pondrá una velocidad reducida, aunque en algunas cámaras busca un equilibrio tratando de que la foto no salga movida y en otras pondrá la velocidad lenta avisándonos mediante un icono y/o sonido del riesgo de foto movida.
Con ello, creo que es más sencillo acostumbrar al niño a relacionar el programa con el objetivo a conseguir y ya tendrá ocasión de luchar con los mandos cuando sea algo mayor.
Saludos,
Colegota
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