Las cámaras digitales tienen la ventaja (una de ellas) frente a las tradicionales de no tener que cambiar de carrete según la situación en la que nos encontremos. E incluso tienen una gran sensibilidad que permite hacer fotografías en lugares con muy poca luz como puedan ser interiores en general. Pero a veces esto nos engaña un poco y según la composición y las diferentes luces que haya en dicho interior, podemos encontramos con que la foto final nos haya quedado algo oscura y con algún defectillo más.
Este es un buen ejemplo de ello.
En este caso, el sensor de la cámara no es tan sensible como nos gustaría y la imagen queda oscura.
Al abrir la herramienta Niveles el histograma nos revela que aunque la foto está bastante equilibrada, hay menos intensidad en las luces. Y también podemos comprobar como algunas de éstas destacan como es el caso de los halógenos del techo y sus reflejos en la mesa.
Dado que dichos focos son pequeños. Vamos a desplazar el punto blanco hacia la izquierda hasta por ejemplo 212. La imagen ya ha tomado más luz en general. Y toma más aún cuando subimos la luminosidad aumentando el punto medio a 1,30.
Entre ambas operaciones hemos perdido algo de contraste que corregimos con un ligero aumento del punto negro.
Finalmente aplicamos un poco de saturación y esta es la imagen resultante.
Aquí la comparamos con el original del que partíamos.