Buenas,
la semana pasada tuve la ocasión de pasar junto a un buen grupo de árboles en flor en un día caluroso y soleado que me permitió poner en práctica los conocimientos adquiridos tras mi primer intento de fotografiar abejas.
Lo primero que hice, aprovechando la buena cantidad de luz, fue subir el ISO a 200, ya que la posibilidad de ruido disminuye con una buena situación. Esto me permitió poder tirar a velocidades relativamente altas con diafragmas medios tirando a cerrados.
Aunque la cámara estaba puesta en prioridad de velocidad, en realidad una vez asegurada esta, me fijaba más en el diafragma. Se trata de congelar en lo posible el movimiento de las abejas, pero asegurar una mínima profundidad de campo. Hay algunas a 1/250, pero la mayoría son a 1/400, 1/500 y 1/800 dando diafragmas entre f8 y f11.
El método, dicho lo anterior, se queda para el enfoque. Clavar el trípode eligiendo un grupo de flores a los que pulula alguna abeja. Había muchas y pasaban por casi todas las flores por lo que no era difícil. Cuestión de paciencia. El principal problema con este equipamiento es conseguir la distancia mínima de enfoque, sin pasarse, para que la imagen en el visor sea lo más grande posible. Esto lo hacía enfocando a las flores más cercanas del ramo que me servía de objetivo. Luego esperar que se acercase alguna abeja. Y sobre esta, puesto el modo de disparo en único, seguir a la misma aprovechando sus pasos por los puntos de enfoque tocando rápidamente el disparador como si estuviera escribiendo en código morse. Cuando coincidía un buen enfoque con un buen encuadre, apretaba el disparador hasta el fondo en modo ráfaga.
Como es de imaginar, aún así se descartan muchas y no es que se puedan comparar con las realizadas con equipamiento para macro. Pero para mi de momento es más que satisfactorio.
El enfoque en las flores se pierde algo a veces, pero sirve para destacar el motivo principal que es la abeja sin llamar mucho la atención gracias a los diafragmas cerrados. Y algo parecido ocurre con las luces. Los blancos más altos de algunos pétalos se queman un poco, pero es que la abeja es oscura y si no, se ensombrece demasiado.
Esto último puede que se consiguiera suavizar con un flash, pero mi cámara no permite sincronizar más rápido de 1/250 con lo que hubiera perdido velocidad en la mayoría de los casos. Y en este, me interesaba más congelar el movimiento de la abeja donde es más fácil que se vaya la vista que no a los reflejos.
En cuanto a las fotos que os dejo, son recortes, vale, pero ¿a que molan? Si bien, esta vez el recorte no es tan grande como en la ocasión anterior.
Además, creo que la posibilidad de recortar que dan estas cámaras es muy comparable a la que da un subidón de presupuesto para conseguir el mismo resultado mediante óptica. Me refiero a que, al fin y al cabo, usamos los recursos de que disponemos y todos son igualmente válidos. ¿No?