Buenas,
pues como sabéis, tras un intento fallido, volví más tarde al embalse un día con más niebla. Pese a estar cerca una carretera, la capacidad de aislarse del mundanal ruido en esta zona, sobre todo con niebla, es espectacular. El silencio lo invade todo y es como estar muy lejos aunque al lado de casa.
Este era uno de los rincones en los que me encantaba sentarme y perder mis ojos en la lengua que se adentra. Ahora en la conocida política de poner vallas al campo, han bordeado con una que los pescadores se han encargado de romper y lo único que hace es que los demás no podamos sentarnos en la orilla del camino o tirar fotos en condiciones.
Bordeando, nos acercamos a mi isla favorita.
Después, paseo por lo que en esta época debía estar inundado.
Cuando llueve, esta zona del camino se hace impracticable por los enormes charcos que retiene la umbría y con frecuencia toman coloridos poco habituales.
Al fondo está el agua. Pero lo normal es que en esta época del año ésta llegase hasta el muro de piedra y que todo lo que aquí vemos estuviera sumergido.
El camino al que suelo hacer referencia es el de la izquierda del muro. El otro es uno que quedó sumergido por la construcción del embalse y que asoma en función de la cantidad de agua almacenada.
Espero que os gusten.
Saludos,
Colegota